El acto, encabezado por el concejal de Patrimonio Juan Bautista Mendizabal, contó con la presencia además de María Rosa Ayerbe, de los autores Montserrat Fernández y de Victoriano José Herrero, que fueron desgranando el trabajo que han ido realizando desde 1993. Los autores han querido poner en valor el trabajo publicado. "La historia, qué es sino poner en evidencia lo que ha sido el pasado de nuestros pueblos. ¿Cómo podemos conocer ese pasado? Muchos hacen historia repitiendo, haciendo trabajo bibliográfico. Sí, se puede hacer, pero eso no renueva nada, se va repitiendo. Las fuentes no permiten eso. Son únicas, son esos datos en los cuales el historiador va ir a buscar lo que le interesa o se deja ver para elaborar sus escritos. Solo así se conoce con la mayor precisión posible la historia de nuestro pasado", señala Ayerbe.
La colección, de cuya publicación se encarga Eusko Ikaskuntza, incluye tres volúmenes referentes a Azkoitia.
El primer volumen, publicado en 1993, "lleva desde un pergamino del siglo XIII hasta 1500. Ese pergamino resultó ser un documento que se conoce como Decretales de Gregorio IX. En historia del derecho es un documento importantísimo, base fundamental de lo que va a ser el derecho canónico, derecho con el que se reguló la iglesia católica hasta 1917".
El segundo volumen, el más grueso, incluye el primer libro de cuentas municipales. Es importante porque solo existen tres libros de cuentas transcritos en Gipuzkoa. "Uno está en Arrasate, otro en Azpeitia, transcrito pero sin publicar, y el tercero es el de Azkoitia". Este segundo volumen recoge las cuentas del periodo 1518-1550. "Entonces -explican los autores- se llamaba Libro de Repartimientos. Normalmente el balance de cuentas era negativo y ese monto negativo se repartía entre los vecinos de la villa. Tenemos el padrón de habitantes, de las cabezas pagadoras. El cogedor iba casa por casa". Son 600 páginas de letra del siglo XVI transcritas.
El documento de cuentas muestra en qué gastaba la villa el dinero. "En primer lugar, los funcionarios cobraban. Y cobraban semestralmente. También el párroco, y lo hacía por conjurar las nubes y garantizar una buena cosecha. La serora es otra figura que estaba en nómina. Se encargaba del único reloj de la villa". Dentro del apartado de las obras, mantener la alberca era importante, "y también se gastaba mucho en asesoría jurídica, en pleitos". El alcalde era quien tenía el cargo de juez de primera instancia, al igual que tenía el cargo de capitán de armas. "En el ámbito social, se organizaban corridas de toros. Sabían divertirse, sí".
El tercer volumen recoge documentación eclesiástica transcrita y con la documentación en latín traducida por personas de relevancia como el canónico Sebastián Goñi, donde también participaron Don Simón Aranbarri, Don Joseba Goñi y el archivero del Vaticano Don Saturnino Ruíz de Loizaga. Todavía queda un inmenso trabajo por hacer. El siguiente paso será seguir completando esta colección y trabajar con los Protocolos de Azkoitia, conservados en el Archivo Histórico Provincial de Gipuzkoa.